Como muchas personas, he pasado los dos últimos años trabajando desde casa. Y ahora que empiezo a aventurarme de nuevo en el mundo, reflexiono sobre lo mucho que ha cambiado en poco tiempo.
La semana pasada viajé a Medellín, Colombia, por primera vez en varios años. A nivel personal, fue una visita que me ayudó a reconocer lo lejos que ha llegado el World Mosquito Program (WMP) en la transformación de nuestro método Wolbachia, de lo que fue una idea fantasiosa a una realidad que salva vidas.
Mi primera imagen de Medellín en 2013 fue la impresionante vista del Valle de Aburrá que recibe a los visitantes cuando salen del aeropuerto regional -en lo alto de las montañas- por una larga y sinuosa carretera hacia la segunda zona urbana más poblada de Colombia. La región alberga a más de tres millones de personas y se extiende por cerca de 500 km2.
En 2013, recuerdo que me sentí claramente intimidado por el desafío que se avecinaba. Después de décadas de investigación en laboratorio, el World Mosquito Program estaba llevando a cabo sus primeras liberaciones a gran escala de Wolbachia en Australia, y aún no habíamos lanzado nuestro ensayo controlado aleatorio de referencia en Yogyakarta (Indonesia), un paso esencial para demostrar que la Wolbachia es, de hecho, muy eficaz para eliminar la transmisión del dengue y otros virus transmitidos por mosquitos.
Cuando vi por primera vez el valle la semana pasada, me di cuenta de que mis temores iniciales habían sido sustituidos por un tremendo sentimiento de orgullo y satisfacción por lo lejos que hemos llegado como organización en los últimos seis años.
Hoy, los tres millones de habitantes del valle viven bajo la protección de Wolbachia. Los casos de dengue están en su punto más bajo, y esperamos que disminuyan rápidamente hasta llegar a cero en los próximos años.
Además, Medellín alberga ahora la mayor fábrica de mosquitos del mundo, una instalación capaz de producir más de 40 millones de mosquitos portadores de Wolbachia a la semana.
Para la gran mayoría de la gente que no sabe mucho de insectos, esto puede no parecer un gran logro. Al fin y al cabo, estamos acostumbrados a que nos piquen los mosquitos y sabemos lo difícil que es detenerlos. Pero para un entomólogo, la tarea de producir decenas de millones de huevos o adultos jóvenes de alta calidad, semana tras semana, para su liberación concentrada en la naturaleza, requiere un proceso finamente ajustado y un increíble compromiso con la calidad.
Medellín nos ha demostrado que se puede hacer, que somos capaces de diseñar e implementar las herramientas y los sistemas necesarios para ampliar una tecnología que salva vidas a los 4 mil millones de personas de todo el mundo que viven en riesgo de contraer virus transmitidos por mosquitos. Y estoy increíblemente orgulloso de nuestro equipo colombiano, cuya incansable dedicación a nuestra misión ha hecho posible nuestro éxito en Medellín y ahora en otras ciudades colombianas como Cali.
Ahora, estoy más seguro que nunca de que tendremos éxito extendiendo nuestro método de Wolbachia al resto de la nación y usando nuestras instalaciones en Medellín para entregar mosquitos a otros países de América Latina. También estoy increíblemente agradecido por el apoyo que los gobiernos nacionales y locales de toda Colombia y de la región están brindando a nuestros esfuerzos.
Todavía tenemos muchos retos por delante, pero confío plenamente en que podremos afrontarlos porque sé lo lejos que hemos llegado.
Scott O'Neill